El “Ché” llegó a la Liga para convertirse en el último gran 10 y un ídolo de toda la afición rojinegra.
Pablo Alejandro Izaguirre nació en el pueblo de Avellaneda, Buenos Aires, Argentina un 9 de abril de 1970, jugador “zurdo” desempeñado en la posición de volante ofensivo.
Inicio su carrera en las ligas menos del Independiente de Avellaneda, de manera profesional en su natal Argentina con el club San Martín de Tucuman y Unión de Santa Fe, en Paraguay con el Cerro Corá donde Farinha lo tuvo como jugador y por último en Bolivia con el Blooming antes de llegar a la Liga Deportiva Alajuelense.
Izaguirre llegó a la casa manuda en 1999 con un perfil muy bajo ya que no se conocía mucho de él a nivel futbolistico, mas aún que su debut en la primera división fue el clásico, luego de haber ingresado al campo salió expulsado siendo uno debut poco soñado.
A pesar de la adversidad las ganas y el deseo de Pablo por hacer un buen trabajo en la Liga poco a poco demostró su calidad y habilidad con el balón en sus pies, a tal punto de ser un gran ídolo y referente de la institución “liguista”.
Para Pablo siempre era importante el darle una alegría a la afición cada partido y los minutos que jugaba daba el máximo para lograr eso, de ahí que en los partidos que no salió de titular siempre se escuchó su grito de “Izagurre, Izaguirre” para que el entrenador realizara el cambio y Pablo derrochara su clase en el rectángulo de juego.
El hablar de Pablo Alejandro Izaguirre es hablar de aquel gol que le hizo a Guanacasteca en el Morera Soto cuando se bailó a medio equipo, o aquel gol en una final ante Saprissa para así terminar con aquella sequía de victorias ante el archirrival.
El “Ché” se retiró en 2006 después de 8 años de vestir y sudar la camisa rojinegra, jugó 186 partidos y anotó 34 tantos, para ahora convertirse en entrenador y se mantiene en el área técnica de la Liga dando su inteligencia y experiencia a las ligas menores.
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